INTERNACIONAL

Se dispara popularidad de Xi Jinping

AP

(09 marzo 2015) .-00:00 hrs

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Su rostro sonriente aparece en platos decorativos y baratijas de plástico que se venden en la Plaza Tiananmen de Beijing. La cobertura de la televisión estatal está llena de sus lemas característicos, y todas sus declaraciones y reuniones con dignatarios extranjeros acaparan los titulares en los noticieros nocturnos.

No uno, sino dos libros reúnen los discursos y las alusiones chinas clásicas favoritas del Presidente chino Xi Jinping , un hecho muy inusual por ser publicados tan pronto en su mandato en lugar de después de que se retire.

Con apenas dos años en su cargo, Xi ha atraído una cantidad extraordinaria de atención hacia su imagen pública, que se acerca peligrosamente a un verdadero culto a la personalidad.

Tal fenómeno no se ha visto desde la época de Mao Zedong, ya que sus sucesores fueron recelosos del tumulto que su liderazgo desató y generalmente favorecían un enfoque sobrio y gobernar por consenso.

Aunque la atención en Xi refleja su popularidad con el público, también es una señal de cuán completamente ha consolidado el poder al dejar al margen o reducir la influencia de sus rivales en el gobernante Partido Comunista.

Al igual que Mao, Xi incluso tiene un popular apodo personal: "Xi Dada", traducido aproximadamente como "Papá Xi".

Xi no está a punto de reemplazar el retrato de Mao que cuelga de la Puerta de Tiananmen en el corazón de Beijing, pero se está convirtiendo en una presencia cada vez más ubicua en la vida china, y una fuerza casi imparable tras bambalinas.

El Mandatario chino está nuevamente bajo los reflectores mientras que la legislatura nacional celebra su sesión anual en Beijing, sentado al centro del enorme Gran Salón del Pueblo y reuniéndose con delegados de toda la vasta nación.

La sesión de la Asamblea Popular Nacional, que empezó el jueves, incluye un reporte que resume los logros del último año y presenta la agenda para los próximos 12 meses.

Formalmente, el poder de Xi se deriva de sus tres títulos principales como secretario general del Partido Comunista, Presidente de la República Popular de China y presidente de la Comisión Militar Central que controla las Fuerzas Armadas de 2.3 millones de miembros, el Ejército permanente más grande del mundo.

Pero ha aumentado su autoridad de forma importante al encabezar una larga lista de paneles de liderazgo en asuntos claves desde la economía hasta las políticas de internet, dejando al Primer Ministro Li Keqiang, supuestamente su socio en la gobernanza, como una figura muy disminuida.

Xi incluso estableció un nuevo consejo de seguridad con sí mismo como presidente, una hazaña intentada, pero finalmente abandonada, por sus predecesores.

"Definitivamente vemos un intento de cultivar un culto a la personalidad, y esto sólo es natural porque quiere concentrar el poder en sus manos, tener el ímpetu y la fuerza política para promover su programa", señaló Joseph Cheng, presidente del departamento de ciencias políticas en la Universidad de la Ciudad de Hong Kong.

Una imponente presencia personal puede ser un prerrequisito para lograr la ambiciosa agenda de Xi. Con planeación y paciencia, ha llevado a cabo una amplia campaña anticorrupción que ha atrapado a generales y funcionarios del partido de alto rango.

Ha insertado a China en eventos mundiales donde los líderes anteriores temían meterse, forjado un audaz acuerdo climático con Estados Unidos y lanzado una extensa visión para una "Nueva Ruta de la Seda" a fin de vincular China con mercados en el oeste de Asia.

Esa autoridad parece haberle dado a él y a sus partidarios cercanos la confianza de difundir sus máximas, declaraciones y políticas personales lo más que se pueda.

Los esfuerzos para promover la imagen de Xi fueron subrayados en la gala del Año Nuevo Lunar, transmitida por televisión a nivel nacional el mes pasado, donde sus temas políticas, particularmente su concepto del "Sueño Chino", saturaron una secuencia de sketches, canciones y segmentos filmados.

Un momento destacado fue cuando unos cantantes interpretaron un sentimental tributo musical titulado "Les Doy Mi Corazón" con clips de Xi repartiendo cobijas, platicando con agricultores y sirviendo al pueblo chino.

Al mismo tiempo, Xi ha buscado pulir sus credenciales como un hombre del pueblo, al aparecer sin anunciarse en un puesto de dumplings chinos en Beijing, patear un balón de futbol y cargar su propio paraguas.

Tales poses no deberían confundirse con franqueza o accesibilidad, sin embargo: Xi casi nunca habla con periodistas y su vida personal sigue siendo generalmente un tema prohibido para los medios.

Y, a diferencia de Mao, Xi no muestra señales de apelar directamente al público para que lo acompañe en campañas políticas.

Al contrario, la Administración de Xi ha dejado claro que el partido, y sólo el partido, debe estar en control, y ha aplastado todos los esfuerzos de los ciudadanos para movilizarse, incluso a favor de prioridades que el partido ha profesado, como combatir la corrupción entre funcionarios o mejorar la educación.