EMPRESAS

Apuesta a Uber y pierde

Leticia Rivera

(21 enero 2016) .-00:00 hrs

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Rolando "quería morirse" cuando cada mañana veía los 14 vehículos que tenía dados de alta en Uber, estacionados afuera de su casa.

Quien fue uno de los primeros socios de Uber en Guadalajara comenzó a ver cómo se ponchaba su negocio por falta de trabajo en la calle y los cambios en las reglas de operación para los socios de la plataforma.

Fue a mediados de 2014 cuando Rolando Martínez escuchó hablar de Uber, la cual le dijeron, era un servicio de transporte prémium que acababa de llegar a Guadalajara y estaba buscando socios que tuvieran vehículos nuevos y de lujo para ofrecer el servicio Uber Black en la zona metropolitana.

Recordó que en la primera reunión que tuvo con los encargados del proyecto Uber le dijeron que cada vehículo que ingresara para ofrecer el servicio de transporte le generaría ingresos por 10 mil pesos a la semana.

Rolando, quien toda su vida se había dedicado a la venta de bienes raíces, consideró que podía ser una buena opción para crecer su patrimonio, sin embargo ahora cuenta que esto no sucedió.

"Estaba comenzando la demanda (en Uber) y lo que querían era tener vehículos (...). El carro con el que entré no reunía ni los requisitos, era un BMW 2006 y en la lista aparecía como no aceptado por el año, pero ellos necesitaban de gente como yo y de sus vehículos para empezar con su proyecto", platicó el socio.

Rolando aseguró que la empresa le informó que podía dar de alta el número de vehículos que deseara, por lo cual, a inicios de 2015 él ya operaba tres unidades de lujo en la plataforma, los cuales adquirió deshaciéndose de las propiedades que tenía en el sector inmobiliario y dejando de invertir en nuevos departamentos.

Con tres vehículos operando, Rolando facturaba los prometidos 10 mil pesos a la semana, y aunque tenía que pagar gasolina, mantenimiento, sueldos de los conductores y el uso de la aplicación, los primeros meses le pareció haber entrado a un negocio muy rentable.

Para entonces, la plataforma ya había lanzado su servicio económico Uber X, con vehículos como Aveo, Yaris o Tiida.

"Dicen: 'Ahora te invito a meter ese tipo de vehículo, vas a invertir menos dinero, vas a ganar casi lo mismo que el Uber Black'. No pues yo dije: '¡Qué padre!'. Tengo el mail donde nos dijeron que podíamos meter de a dos carros nada más, pero posteriormente se va a abrir para que metas la flotilla", comentó.

Rolando solicitó un financiamiento en el banco para adquirir más vehículos, hasta llegar a tener 14 coches operando, con una inversión total de unos 2 millones de pesos desde que entró a Uber. Pero el negocio comenzó a caminar a marcha forzada después de la Semana de Pascua de 2015, ya que las ganancias comenzaron a caer en un 50 por ciento, situación que atribuyó a la entrada masiva de vehículos para ofrecer el servicio en la Ciudad.

Entonces notó un cambio en las reglas de operación de la empresa, ya que comenzaron a cobrar por los exámenes que se aplicaban a los candidatos a conductores y revisión de los vehículos en talleres autorizados, gastos que corrían por su cuenta.

Además empezaron a darle de baja a sus conductores por supuesta falta de calidad en el servicio, aunque en los registros que le llegaban por correo éstos cumplían con calificación aprobatoria de los clientes, y los choferes que contrataba renunciaban al poco tiempo por las pocas ganancias que se generaban.

"De repente se bajan las ganancias y luego me dan de baja a todos mis choferes, me traje los 14 carros aquí por todo el coto (...). Se me empezó a mover el mundo", platicó.

Sin conductores que trabajaran sus vehículos, deudas en el baco y ya sin patrimonio en bienes raíces, Rolando comenzó a malbaratar los coches para poder tener liquidez.

"Quise salvar esto, pero no pude (...), y al no poder me vino una depresión fuertísima, le estuve terqueando y cuando vi que no pude y vi que tenía todos los carros aquí y que los iba a tener que tronar y cuánto me iba a quedar de dinero y todos los gastos del día a día, las colegiaturas de mis hijos, me vino una depresión de estar en mi cuarto y no querer salir", compartió.

Actualmente Rolando oferta los vehículos que le quedan en los avisos de ocasión. Intenta recuperar una parte de su inversión para saldar deudas, reintegrase al negocio inmobiliario, reconstruir su patrimonio y recuperar su salud emocional.