Una reportera narra cómo, tras conseguir una entrevista, el dueño de una universidad en Toluca le ofreció dinero. Crédito: Staff
La guardia que realizamos por dos días afuera de una famosa escuela de Toluca fue el preludio de lo que se avecinaba y que, a nuestro pesar, es muy común en el periodismo mexicano: que las esferas del poder quieran comprar nuestro silencio.