OPINIÓN

El fin de Degollado

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN EL NORTE

0 MIN 30 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
El 5 de junio de 1861 llegó a la ciudad de México el cadáver de don Melchor Ocampo. Los liberales rojos usaron su entierro como una gran manifestación de propaganda. El cuerpo de "el santo de la Reforma" fue depositado en la iglesia de San Cosme a pesar de las ideas jacobinas de don Melchor. El ataúd estaba cerrado, y corrió el rumor de que la petición "del pueblo" de abrir la caja fue desatendida a causa de que el rostro del difunto estaba horriblemente desfigurado por las balas que se le dispararon. Se decía, además, que el pecho, los brazos y las piernas de Ocampo mostraban señales de tortura, y que de él se extrajeron balas cónicas, de pistola Colt, prueba de que el liberal no había sido fusilado, según afirmaban "los mochos", sino vilmente asesinado. El fementido Márquez, afirmaban los liberales, era muy capaz de haber cometido esa villanía.