A raíz del apoyo que expresó el Mandatario estadounidense, Donald Trump, a favor de "Tito" Asfura, ha surgido la duda sobre la influencia del republicano en el resultado de los comicios hondureños.
Sosa recuerda que las élites políticas-económicas de su país han tenido una larga historia de subordinación con Estados Unidos.
"Creo que (Trump) reafirmó la idea de que 'si gana Rixi Moncada (Partido Libre, izquierda), nosotros no vamos a colaborar con Honduras y no lo vamos a ver como amigo o aliado'", evalúa.
Para el profesor-investigador de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, la cercanía en la votación de los punteros también podría ser otra prueba.
"Yo creo que es muy probable que, sin ese mensaje de Trump (a favor de Asfura) se hubiese impuesto Nasralla con mayor certeza y, probablemente, con un mayor margen de votos".
El republicano ha calificado al aspirante del Partido Nacional como "el único verdadero amigo de la libertad en Honduras" y destacó la posibilidad de "trabajar juntos para luchar contra los narcocomunistas".
Las elecciones del país centroamericano no suelen ser indiferentes a la Casa Blanca.
Algunos afirman que Washington consintió la compra abierta de votos y la manipulación de los comicios en tiempos del Mandatario Juan Orlando Hernández, hasta que el año pasado la Justicia estadounidense decidió condenarlo por narcotráfico.
Aunque Trump indultó al ex gobernante la semana pasada, su hermano, Antonio Hernández, cumple cadena perpetua por cargos de narcotráfico y homicidio.
Asfura intentó por primera vez en 2022 llegar a la Presidencia hondureña bajo el auspicio de los mismos funcionarios que protegían a Hernández, pero Xiomara Castro lo venció fácilmente en aquella ocasión.
El sociólogo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras observa en algunos gestos de Nasralla un perfil parecido al Mandatario salvadoreño, Nayib Bukele.
Durante su campaña presidencial, el conocido presentador deportivo resaltó la importancia de señalar públicamente a los funcionarios corruptos.
"Dijo que cuando un Ministro ha hecho algo mal y no se le pueda castigar por corrupción, lo va sacar a la calle para gritarle 'corrupto'", recuerda el profesor-investigador.
El candidato del Partido Liberal no es un militante de su partido, lo cual le ha permitido impulsar su plataforma política en la corrupción, que considera la principal responsable del estancamiento económico y social de Honduras.
En El Salvador, Bukele ha fortalecido su imagen con base en el éxito de su Gobierno para frenar la violencia y la inseguridad.
Pero al mismo tiempo que presume su actual tasa de homicidios (1.9 por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con datos oficiales), crecen las denuncias de erosión de las libertades políticas y sociales a la población.
"No me importa que me llamen dictador. Prefiero eso a que maten salvadoreños en la calle", expresó Bukele en julio pasado.
Sin embargo, en caso de llegar a la Presidencia hondureña, Nasralla deberá construir un liderazgo y base social que lo respalde en un grado similar.
"Nasralla no tiene fácil asumir. Para convocar un plebiscito tendría que barrer el Congreso y controlarlo junto a los otros poderes, como lo hizo Bukele. Y él no tiene la correlación de fuerzas, y creo yo que ni el liderazgo", indica Sosa.
Para el experto, un factor que podría impedir al presentador deportivo imitar la situación política del país vecino es la fortaleza del bipartidismo hondureño.
Tanto liberales como nacionalistas encabezan uno de los sistemas más estables de América Latina, gracias a su capacidad para pactar en momentos críticos.
"(El Partido Liberal) tiene más de 100 años con una conducta conservadora e institucional. Aunque (Nasralla) quiera alegar fraude, probablemente los líderes del partido le dirán: 'no, tranquilo, perdiste'", resalta el sociólogo.
El respaldo de Trump al aspirante del Partido Nacional también pudo impactar en el mal desempeño electoral de Moncada, la candidata designada por la Mandataria Xiomara Castro.
"Al tratar a (Moncada) como 'comunista', Trump reafirmó el discurso de los empresarios del histórico bipartidismo y de una matriz mediática bastante importante en el país", afirma Sosa.
El sociólogo también indica que, hace cuatro años, Castro fue la principal beneficiada del descontento que permeaba en su país tras el Gobierno de Hernández.
"El triunfo de Xiomara se montó sobre una ola ciudadana, que era el 'Fuera Juan Orlando'. Capturó todo ese malestar, a tal grado que el Partido Libre, que siempre en las primarias apenas llegaba a 600 mil votos, se elevó hasta 1 millón 700 mil votos", dice.
Con una amplia legitimidad electoral, la esposa del ex Mandatario Manuel Zelaya -depuesto en 2009 con un golpe de Estado- tenía grandes expectativas que cumplir.
"Hubo muchos esfuerzos, pero un poco dispersos: inversión social importante, pero muchos problemas persistieron", destaca el profesor-investigador.
Castro reorientó el gasto público en políticas sociales, económicas y de seguridad, reestructuró la burocracia e impulsó acciones para combatir el crimen en las regiones más afectadas de Honduras.
Pero la Mandataria llegó al poder gracias a una promesa más importante: "refundar" su país, una tarea que fue rápidamente truncada por una crisis legislativa.
"Estuvo con un Congreso enfrentado y paralizado de manera permanente y, al no tener correlación de fuerzas con otros actores, buscaba a veces negociar tras bambalinas con otros actores, o buscaba imponer algunas cosas", menciona Sosa.
Con los graves retrocesos que heredó de Hernández, para el experto, Castro no pudo consolidar un éxito "icónico" que ayudara a su partido a mantener el poder.
Tampoco fue capaz de resolver la mayoría de las deudas históricas con los sectores vulnerables de la población, ya que la nación centroamericana se mantiene como una de las más pobres y desiguales en la región.
"Fue generándose un bloque que se sintió con miedo de que Libre siguiera en el Gobierno. El desencanto adquirió dimensiones que ya no pudieron recuperar en las urnas", concluye el experto.