OPINIÓN

Flojos y copiones

Manuel J. Jáuregui EN EL NORTE

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Hay ocasiones en las que la explicación incrimina más que la imputación.

Tal es el caso ocurrido con el Rey de Francia, quien un día se encontraba en los majestuosos jardines de Versalles examinando sus rosas imperiales cuando un cortesano que pasaba a su espalda le truena una sonora nalgada.

"¿Qué atrevimiento es éste?", gritó el Rey volteando iracundo para ver quién había ofendido de tal manera la augusta persona del monarca.

Haciendo profunda caravana el cortesano majadero manosuelta le responde: "¡Perdone usted, su Majestad, creí que era la Reina!".

De este corte más o menos es la excusa ofrecida por las gentes que elaboraron el presupuesto 2019 para la Oficina de la Presidencia, en el cual viene una partida de 335 mil pesos destinada para la adquisición de 20 unidades de "longaniza de primera" y 458 mil pesos para "pescado blanco".

Al preguntárseles por estas partidas tan fifís dentro de lo que debía ser un presupuesto republicanamente austero respondieron sin tapujos que lo que pasa es que "¡era el mismo presupuesto presentado por Peña Nieto en el 2018!".

¡Flojos copiones!

Los integrantes del equipo presidencial ni siquiera se toman la molestia de analizar, estudiar y presentar sus propios presupuestos, sino que meramente se copian del de Peña Nieto y lo pasan sin revisar.

Fallidamente, y en consecuencia, en lugar de enojarse con sus ineptos subalternos el Presidente AMLO se encamiona y arremete a diestra y siniestra concatenando una serie de explicaciones inconexas. "¡No nos comparen!", "Yo prefiero la butifarra de Xalpa", "Yo no como chorizo".

¿Entonces creyó que era la Reina o qué?

Primero, nadie lo está comparando. Segundo, qué le gusta o no le gusta es muy su asunto: el tema es ¿cómo es que en el presupuesto de la Presidencia se incluye -comprobable y claramente- longaniza de primera y pescado blanco?

Sus subalternos -o quizás los de su señora esposa- afirman que es un error derivado de que ¡se copiaron del Presupuesto de Peña Nieto!

Entonces que no se enoje el Presidente con quienes detectan el error, enójese todo lo que quiera y maldiga cuantas veces se le antoje a quienes lo cometieron, que son sus empleados.

Pero que no se encamione -incluso porque puede ser malo para su presión arterial- contra quien no tiene nada que ver con el "error" que subieron a Internet dentro del Programa Anual de Adquisiciones, Arrendamiento y Servicios del Sector Público sus gentes.

Quienes además de ineptos resultaron ser flojos, copiches, y metieron al Presidente de lleno en el campo de la Fifimanía Conservadora y Neoliberal, pues es bien sabido que sólo los que caen bajo tal descripción comen "longaniza de primera" y "pescado blanco" (totoaba, lenguado, bacalao, huachinango, etcétera).

Los rubros vienen incluidos (para hoy seguro ya los removieron), existen, es verdad, y es verdad debido a la incompetencia de quienes ni siquiera se fijan en lo que hacen cumpliendo mal con su chamba, la cual desempeñan con singular desdeño al chilam balam.

Sabido es que "el diablo está en el detalle", y con detalles como el descrito, la reacción reacia respecto a la sociedad "familiar" entre su director de Pemex y su directora del Cenagas, entre quienes -se rumora fuerte en los pasillos del morenismo-, adicional a socios, forman una pareja sentimental.

Que no mate, pues, el Presidente al mensajero: que atienda el mensaje y sus causas, que reconozca los errores de sus subalternos y los remedie. No hay mejor escarmiento que un buen castigo para los que incumplen la responsabilidad pública que se les ha encomendado.