IA: nuestro espejo
Eduardo Caccia EN EL NORTE
4 MIN 00 SEG
04 mayo 2025
Prometeo robó el fuego a los dioses y lo entregó a los hombres. Aquel acto, heroico y transgresor, marcó un parteaguas simbólico en la relación entre lo humano y lo divino: el conocimiento pasó de ser patrimonio celestial a herramienta de supervivencia y creación. Hoy, en pleno siglo XXI, vivimos una versión moderna de ese mito. La inteligencia artificial -ese fuego digital- ha sido gestada no por dioses sino por ingenieros, pero su carga simbólica es igual de profunda: la inteligencia artificial no es solo una herramienta, es una pregunta quemante sobre lo que somos y lo que evitamos reconocer.

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Nací arqueólogo sin saberlo. Una cueva remota y oscura confirmó mi vocación: lo mío sería desenterrar significados. Veo cosas y escribo y escarbo. Leo para darme cuenta lo poco que sé de todo. Fundador de Mindcode, ayudo a innovar y entender la conducta del consumidor. Hago preguntas para encontrar respuestas y después tengo más preguntas. Lo mío es caminar en la cueva, encontrar la luz y volver adentro. Al final espero un epitafio corto: Signifiqué.