El auge industrial de Monterrey como centro manufacturero de Estados Unidos está contribuyendo a una grave crisis de contaminación del aire que amenaza la salud de los habitantes, revela una nueva investigación del medio global de noticias the Guardian y la organización de periodismo de investigación Quinto Elemento Lab.
Las fábricas contaminantes son operadas por empresas de todo el mundo, incluidos Estados Unidos (EU), México y naciones de Europa y Asia, que exportan sus productos mayormente a EU.
Estas plantas industriales liberan más metales pesados tóxicos al aire de la ciudad que las cantidades totales reportadas en muchos estados de EU, así como más dióxido de carbono -un gas que contribuye al calentamiento global- que casi la mitad de los países del mundo, reveló esta investigación.
La contaminación industrial en Monterrey, con una población de 5.3 millones de habitantes, es tan alta que figura como el área metropolitana con la peor contaminación por partículas suspendidas de México, Estados Unidos y Canadá, de acuerdo con un estudio global reciente que analizó las tendencias hasta 2019.

El problema persiste. Día a día, los habitantes de esta zona viven expuestos a niveles de partículas finas casi del doble de los que se registran en Los Ángeles, que por mucho tiempo ha sido la metrópoli más contaminada de EU. Y en días malos, llegan a registrar unos de los peores niveles de contaminación del mundo.
La exposición prolongada a estos contaminantes está asociada a miles de muertes al año en la región.
Monterrey es una de pocas áreas metropolitanas en estos tres países donde la polución del aire se ha mantenido obstinadamente alta, cuando la mayoría de las ciudades ha logrado grandes reducciones en estos contaminantes.
En los últimos meses, sus habitantes han participado en protestas por el problema de la calidad del aire, en las que llevan carteles con leyendas como "Queremos ¡respirar!", y exigen al gobierno federal que actúe.
"Y uno se pregunta: ¿cómo es que no nos estamos sofocando?", dijo Aldo Salazar, un activista ambiental, quien narró que no se había percatado de que vivía en una pecera de contaminación hasta que, haciendo senderismo bajo el sol radiante en las montañas que rodean Monterrey, pudo ver la capa gris de esmog sobre la ciudad.
Con frecuencia, incluso esas montañas desaparecen de la vista por la polución.

El área urbana de Monterrey ha cuadruplicado su tamaño desde 1990 al convertirse en una ciudad industrial en auge.
Y, aunque los autos y los pequeños negocios también contribuyen a la contaminación por partículas suspendidas, de acuerdo con una estimación oficial alrededor del 60 por ciento proviene de fábricas privadas, de plantas generadoras de electricidad y de la refinería de Cadereyta, de Petróleos Mexicanos (Pemex). Esta contaminación consiste en partículas finas que resultan dañinas al inhalarlas y pueden incluir pequeñas cantidades de metales peligrosos.
Muchas de las más grandes fábricas de Monterrey elaboran productos para el mercado estadounidense, desde tractores y tarros para cerveza hasta galletas de chocolate, o reciclan residuos tóxicos y chatarra de ese país.
Según esta investigación, entre los mayores emisores están las fábricas que reciclan baterías usadas y otros residuos peligrosos importados de EU y aquellas que exportan productos terminados a ese país.
Por ejemplo, se documentó que una sola planta siderúrgica europea reportó emitir más plomo al aire, en un año, que todas las empresas juntas de la zona de Nueva York y Nueva Jersey, el área metropolitana más poblada de EU.
El plomo es un metal pesado que puede causar daño cerebral a los niños. La compañía reconoció los datos, pero dijo que ha reducido sus emisiones, lo que se verá reflejado en su próximo reporte.
La investigación también reveló que algunas plantas industriales emiten cantidades de cadmio y arsénico -elementos que pueden ser cancerígenos- en niveles que rara vez son reportados en áreas densamente pobladas de EU.
Altos funcionarios del gobierno han prometido ocuparse de los problemas de calidad del aire en Monterrey.
Alicia Bárcena, secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), consignó en un comunicado enviado a the Guardian y Quinto Elemento Lab que el gobierno sabe del problema de contaminación, y aseguró que "se están realizando acciones al respecto", como revisar y fortalecer las normas en materia de calidad del aire, emisiones industriales y salud ambiental.
La presidenta Claudia Sheinbaum informó en julio pasado que está en marcha una investigación coordinada por "los mejores científicos del país en estos temas" que mostrará "quién contamina, cuánto contamina y en dónde contamina" en la zona metropolitana de Monterrey (ZMM).
Mientras que representantes de la industria sostienen que las plantas que abastecen al mercado estadounidense cuentan con controles de contaminación modernos y eficaces, algunos expertos afirman que el crecimiento industrial de la ZMM puede tener un costo para la salud y la vida de los residentes.
"Monterrey está pagando el precio de haber sido demasiado agresivo a la hora de atraer inversión extranjera", consideró Rafael Fernández de Castro, director del Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California en San Diego.
"Esto se les va a revertir", dijo, "porque esta contaminación va a tener un gran impacto en la salud pública.
"El remedio va a ser muy, muy costoso, y va a contrarrestar los beneficios de corto plazo de este mercado tan atractivo que es Monterrey".
Emisiones en áreas de gran población
Para identificar a las industrias que más contaminan, the Guardian y Quinto Elemento Lab analizaron los reportes de emisiones de miles de plantas industriales obtenidos a través de solicitudes de Transparencia, además de bases de datos gubernamentales y un inventario oficial de emisiones que fue filtrado a la prensa.
Los reportes de emisiones empleados para esta investigación, entregados por las empresas al gobierno de México, están incompletos. Hay lagunas en los datos de algunas plantas industriales para ciertos contaminantes y años.
Pero, aún así, los reportes ofrecen una visión general de lo que las propias empresas afirman estar emitiendo a la atmósfera.
La investigación reveló que hay un enorme número de plantas industriales contaminantes que operan en áreas densamente pobladas de la ZMM.
Son particularmente preocupantes los casos de algunas plantas que reportaron emisiones de metales pesados en medio de barrios y colonias pobladas.
Destacan los reportes de emisiones de las fábricas de metales, de vidrio, cerámica y cemento, así como los de la refinería de Cadereyta y centrales eléctricas.
Se ha demostrado que la exposición crónica incluso a pequeñas cantidades de metales pesados puede causar efectos en la salud, como disfunción renal, trastornos del sistema nervioso, defectos de nacimiento y cáncer.
También puede provocar un aumento de los problemas de aprendizaje y de conducta en los niños, lo que podría afectar el potencial económico de toda una población.
EU ha tomado medidas enérgicas para reducir las emisiones al aire de estos metales pesados, debido a sus efectos tan dañinos.
En cambio, en México la evidencia sugiere que las personas que viven cerca de estas plantas -que fabrican y reciclan productos para los consumidores de EU- siguen respirando plomo, cadmio y arsénico.
Baterías de plomo y acero automotriz
Las fábricas de la ZMM informaron haber liberado al aire un total de mil 978 kilogramos de plomo tóxico al año, en promedio, entre 2021 y 2023. Eso es más que todas las empresas en muchos estados de EU.
Entre las fábricas que reportaron las mayores emisiones en los últimos años figuran dos plantas siderúrgicas y media docena de empresas que reciclan baterías de auto viejas, a menudo enviadas desde EU.
Una es la estadounidense Clarios, propietaria de cinco plantas que reportaron emisiones de plomo en la ZMM.
En respuesta a preguntas de las periodistas, la compañía no rebatió los datos de sus emisiones, pero dijo que opera "en pleno cumplimiento de las regulaciones ambientales, de salud y seguridad en México, y a menudo las superamos".
Otro ejemplo es Ternium, una acerera con sede en Luxemburgo que provee metales que son fundamentales para la industria automotriz de América del Norte, que reportó liberar más de 458 kilogramos de plomo al aire en 2023 desde una planta que tiene en una zona muy poblada de Monterrey.
Eso es más de lo que liberan al aire todas las plantas industriales que reportan emisiones en el área metropolitana más poblada de los EU, que incluye la ciudad de Nueva York y partes de Nueva Jersey.
Ternium respondió que sus sistemas de control capturan el 99 por ciento de las emisiones de plomo y que en su próximo reporte los datos para plomo y cadmio mostrarán reducciones considerables.
"Si comparamos nuestras emisiones, estas son similares o menores a las que reportan plantas siderúrgicas en Estados Unidos y Europa", aseguró la compañía.
Los riesgos del cadmio
En el caso del cadmio, considerado un metal aún más peligroso por su potencial cancerígeno, las fábricas reportaron una emisión total de 136 kilogramos en un año promedio.
En EU, solo hay cuatro lugares con emisiones así de altas, pero esos sitios son generalmente zonas rurales alejadas de centros de población, como el distrito del Ártico Noroeste de Alaska.
El único lugar en EU donde fueron liberadas cantidades comparativamente grandes de cadmio cerca de una zona urbana fue alrededor de dos fábricas de páneles solares que están a 16 kilómetros al sur de la ciudad de Toledo, en Ohio.
Entre las instalaciones que emitieron más cadmio en la ZMM hay plantas de zinc, siderúrgicas, y las centrales que surten a la ciudad de electricidad.
La fabricante de vidrio estadounidense Crisa Libbey reportó haber liberado 20 kilogramos de cadmio al aire en 2023. La empresa no respondió a las solicitudes de comentarios.
San Nicolás de los Garza, zona crítica
Las empresas en la ZMM reportaron también emitir anualmente 30 kilogramos de arsénico al aire.
Zinc Nacional, que recicla polvo de acerías proveniente de EU para recuperar zinc, fue la planta que reportó en años recientes las mayores emisiones en esta categoría.
Esta empresa, que recicla residuos peligrosos en una zona muy poblada, ha reportado la emisión de alrededor de nueve kilogramos de arsénico al año desde 2017.
En comparación, en EU, la mayoría de las fábricas que emiten grandes cantidades de arsénico están ubicadas lejos de grandes centros urbanos.
Solo una planta, la siderúrgica US Steel, en Gary, Indiana, reporta niveles de emisión de arsénico comparables en una zona densamente poblada, dentro de una extensa área metropolitana.
Zinc Nacional negó que sus emisiones fueran tan altas. Dijo que sus reportes son sólo estimaciones que no toman en cuenta sus sistemas de control de contaminación.
"Nuestras emisiones reales son considerablemente menores", respondió.
El Instituto para la Protección Ambiental de Nuevo León, que asesora a Zinc Nacional y a muchas otras de las grandes empresas de Monterrey, fue más allá y dijo en un comunicado que los reportes de emisiones "pueden incluir materiales retenidos en filtros o chimeneas, o tratados en el proceso" y que se deben entender "como indicadores de tendencia".
Sin embargo, de acuerdo con la ley "se debe reportar únicamente lo que se emite al aire, sin considerar lo que se retiene en el equipo de control", afirmó un funcionario de la Semarnat.
La multinacional de cemento regiomontana Cemex, la refinería de Cadereyta y varias plantas de electricidad son otras de las instalaciones que reportaron las mayores emisiones de arsénico.
Cemex afirmó que cumple plenamente con la normativa y que utiliza monitores de aire en tiempo real y drones para detectar y controlar de inmediato cualquier aumento en la concentración de emisiones. La empresa tiene "una larga trayectoria de asumir con seriedad nuestro compromiso ambiental".
En general, cerca de 40 por ciento de las emisiones de metales pesados reportadas provienen de un puñado de plantas que están ubicadas a menos de ocho kilómetros de distancia entre sí, en el área de San Nicolás de los Garza. Su población, compuesta en su mayoría por personas de clase trabajadora, se ha disparado a lo largo de los años.
Daños a la salud
Las consecuencias en la salud resultan cada vez más evidentes para los habitantes de la zona.
La exposición prolongada a partículas finas de contaminación es la causa de cerca de 2 mil 500 muertes cada año en la ZMM y contribuye a otros muchos padecimientos crónicos, desde problemas respiratorios y neurológicos hasta cáncer, de acuerdo con un estudio de 2023 publicado por el gobierno de Nuevo León.
A Guadalupe Rodríguez, directora del sistema de guarderías Cendi en Nuevo León, le preocupan desde hace mucho tiempo los impactos que pueda tener la contaminación en sus alumnos.
"Estamos respirando en una cápsula de veneno en toda el área metropolitana", dijo Rodríguez.
Estimó que cerca de la mitad de sus alumnos tienen frecuentes infecciones respiratorias y alergias. También le preocupa la elevada tasa de autismo.
Cuando the Guardian y Quinto Elemento Lab publicaron un reportaje en enero pasado acerca del reciclaje de residuos peligrosos en Zinc Nacional, Rodríguez decidió hacer pruebas de plomo en sangre a los niños de sus guarderías.
La investigación periodística reveló que había contaminación con metales pesados en las casas y escuelas cercanas a Zinc Nacional, una empresa que recicla residuos peligrosos de la industria acerera de EU.
Zinc Nacional respondió que ese reportaje se basó en un estudio "que carece de validez científica y de respaldo institucional".
Aseguró que su proceso de reciclaje es muy importante. "Si esos materiales no se reciclaran, terminarían siendo confinados o dispersados, lo que generaría riesgos reales al medio ambiente".
En la primavera, equipos de médicos comenzaron a visitar nueve guarderías para extraer muestras de sangre de niños. La prueba actualmente continúa.
Guadalupe Martínez, de 63 años, vive desde hace tres décadas en Balcones de Anáhuac, una colonia cercana a algunas de las fábricas que reportaron las más altas emisiones de metales pesados en la región.
Cuando comenzó a toser y escupir sangre una mañana de 2021, sus hijos la llevaron a urgencias, de acuerdo con Martínez y su hijo Ricardo González. Su estado llegó a ser tan crítico que pasó seis meses en un coma inducido y más de un año en el hospital.
Hoy día, habla con dificultad porque tiene una traqueotomía, y requiere oxígeno y cuidados constantes.
"Yo no tomo, no fumo, no me desvelo", dijo Martínez, cuya familia ahora se pregunta si vivir en medio de tal contaminación pudo afectar su salud.
Su hijo, el abogado Ricardo González, prepara una demanda para que el gobierno investigue los efectos de esta contaminación urbana en la salud.
"La autoridad no está cumpliendo con su parte de garantizar la seguridad jurídica y la seguridad física y material de las personas", dijo González. "Entonces, está solapando y permitiendo que se esté intoxicando a la gente".
Cadereyta, foco contaminante
La investigación de the Guardian y Quinto Elemento Lab también estudió a las empresas de la zona que emiten más dióxido de carbono (CO2).
Esta medición no solo muestra cuánto libera al aire cada planta de este gas causante del calentamiento global, sino que a menudo es un indicador del nivel de contaminación de la atmósfera.
En 2022, las cerca de 200 plantas industriales que reportaron liberar CO2 al aire de Monterrey emitieron más gas de efecto invernadero que 100 países juntos, y una cantidad similar a las de Paraguay, Panamá y Costa Rica.
Una de las instalaciones con mayores emisiones de CO2 en años recientes fue la refinería de Cadereyta. La planta de Pemex incluso puede ser vista desde tomas satelitales como una de las mayores fuentes de dióxido de azufre del mundo, un gas que contribuye a la formación del esmog.
Pemex no respondió a las solicitudes de comentarios.
De acuerdo con expertos, las emisiones de Pemex han empeorado en los últimos años.
En el sexenio anterior, el gobierno aumentó el procesamiento de un petróleo más sucio. Las refinerías de México se encuentran en mal estado, incluida la de Cadereyta.
Cadereyta ha estado trabajando "con la misma inercia,... sin meterle ningún tipo de filtro, sin meterle ningún tipo de medidas anticontaminantes, nada", dijo Gonzalo Monroy, consultor en temas de energía.
Desde 2015, la inversión en el mantenimiento de la refinería ha disminuido drásticamente.
"La mayor parte del [equipo de captura de] sulfuro en las refinerías y en las plantas de procesamiento de gas en México está fuera de operación por falta de mantenimiento", dijo Francisco José Barnés de Castro, extitular del Instituto Mexicano del Petróleo.
La investigación de the Guardian y Quinto Elemento Lab también encontró problemas con la eficacia de la regulación ambiental de las instalaciones industriales en México.
Empresas que en EU se enfrentarían a regulaciones estrictas, pueden operar en México bajo estándares ambientales que no se han actualizado en décadas.
Además, el registro público de emisiones industriales no está completo: faltan los reportes de ciertas emisiones tóxicas de muchas plantas industriales.
Adicionalmente, la Semarnat descarta reportes cuando tiene dudas sobre la precisión de los datos incluidos, de manera que no aparecerán en la base de datos pública.
"Economía circular"
De acuerdo con expertos, la condición de México como proveedor de EU es crucial para entender la crisis de contaminación. Monterrey es una ciudad muy orgullosa de su espíritu emprendedor y de su relación centenaria de negocios con EU.
Monterrey todavía es un lugar con "esa identidad empresarial donde la fábrica, la instalación, la chimenea, es una cosa de orgullo", dijo Eduardo Enrique Aguilar, profesor de Economía Política de la Universidad de Monterrey.
Pero, a partir de que se abrieron las fronteras entre EU y México con el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, agregó, en la ZMM ha habido una acumulación excesiva de fábricas.
"En realidad, aquí llegan, pagan salarios muy bajos, pagan por los servicios de manera muy barata, y se está externalizando todo el daño ambiental, y finalmente lo está asumiendo la gente, todos los que vivimos acá", dijo Aguilar.
Las exportaciones internacionales de la ZMM se han triplicado desde 2006. El 90 por ciento de las ventas son a EU, equivalentes a por lo menos 46 mil millones de dólares en 2024.
Como parte de este auge manufacturero, dijo, la región se ha convertido en un "centro de reciclaje" para las empresas estadounidenses, que quieren procesar los residuos de su país para convertirlos en nuevos productos en lo que ahora se denomina "la economía circular".
Algunos de los niveles de emisiones más altos que identificaron the Guardian y Quinto Elemento Lab en los reportes provienen de plantas recicladoras de residuos y de chatarra importados de EU para procesarlos y utilizarlos como materia prima.
Entre estas importaciones están los residuos peligrosos de Estados Unidos, como el polvo de acerías tóxico y millones de baterías de auto usadas.
Pero Monterrey también recibe para reciclar grandes cantidades de desechos que los consumidores estadounidenses echan al bote de la basura, como desperdicio de papel y casi dos millones de toneladas al año de chatarra.
"Finalmente, Estados Unidos tiene que llevar esos residuos a alguna parte, y claramente aquí ya había toda una infraestructura instalada", dijo Aguilar, quien opina que la contaminación que se impone a los habitantes es "una injusticia total".
Pero el Instituto para la Protección Ambiental de Nuevo León argumentó que Monterrey contribuye al bienestar del planeta al encargarse de reciclar materiales.
"No se trata de desechos sin control, sino de insumos valorizables que se reprocesan bajo permisos y supervisión federal", dijo en un comunicado. "Estos flujos sustituyen [la] minería primaria, reducen emisiones globales, deforestación y promueven la economía circular".
El instituto añadió que el crecimiento industrial de Monterrey ha estado acompañado por inversiones de cientos de millones de dólares en mejoras ambientales en la zona.
Inconformidad ciudadana
Los llamados a que se tomen medidas contra los problemas de contaminación industrial se han intensificado desde la investigación periodística sobre Zinc Nacional publicada a principios de este año.
Los vecinos han realizado varias protestas afuera de las instalaciones de Zinc Nacional en las que llevan carteles con arengas como "México no es el basurero de Estados Unidos".
La compañía anunció que va a mudar algunas de sus operaciones fuera de la ZMM. Dijo que ha cumplido con todas las regulaciones y que el bienestar de la comunidad es prioritario.
Funcionarios estatales y federales han prometido que van a reducir la contaminación industrial de la ciudad.
Mariana Boy, procuradora federal de Protección al Ambiente, informó que la dependencia tiene previsto intensificar las inspecciones y los muestreos para garantizar que la industria cumpla con la ley y evitar "que entre cualquier empresa a hacer simulaciones y greenwashing".
El gobernador Samuel García ha amplificado este mensaje en varias declaraciones este verano, diciendo que la industria está "completamente reprobada" en el manejo de la polución.
Pero la solución no será tan sencilla, dice el experto en contaminación del aire Hugo Barrera. Su organización, el Centro Mario Molina, ha recomendado al gobierno y a la industria trabajar juntos para reubicar las plantas contaminantes fuera del área urbana.
"La realidad es que (las empresas) no tienen este interés porque costaría mucho dinero mover a la industria a otro lugar. Es política y económicamente difícil", dijo.
En última instancia, los activistas esperan que la enorme ola de indignación pública que se ha generado en torno al problema de la contaminación atmosférica en Monterrey sea el catalizador de un cambio significativo.
"Si la gente no sabe que el aire es peligroso, el gobierno no tiene por qué actuar", dijo Vivianne Clariond Domene, quien ha presionado al gobierno para que tome medidas contra el esmog.
La propia biografía de Clariond es una señal de lo amplio que se ha vuelto el movimiento.
Su abuelo fue fundador de una gran siderúrgica de Monterrey, que posteriormente fue adquirida por el conglomerado internacional Ternium, y que actualmente es considerada una de las empresas más contaminantes de la ciudad. También es hija de un exgobernador y fue regidora.
Hoy día, una amplia variedad de habitantes de Monterrey -desde los más acomodados hasta la clase trabajadora- se han sumado a la lucha para reducir la contaminación.
Y muchos esperan que la presidenta Sheinbaum, una científica del clima, abrace la causa e impulse los cambios necesarios en la legislación ambiental y en las capacidades de vigilancia para mejorar la situación.
"¿Y qué falta aquí en el caso de Nuevo León? Pues que alguien se agarre los pantalones para empezar a hacerlo", dijo Clariond, activista y consejera de empresas.
"Cuando la Ciudad de México era la más contaminada del mundo, empezaron con la verificación vehicular obligatoria, ciclovías, tranvías, el metro. Tomaron decisiones, aunque no fueran populares".
"Aquí en Nuevo León nadie quiere sacrificar la economía o su capital político", concluyó.
El Norte contribuyó a este reportaje.