En los últimos tiempos se han producido eventos que aconsejan extrema cautela en el manejo y la administración de las reservas internacionales mexicanas, esenciales para salvaguardar la estabilidad del poder adquisitivo de nuestra moneda mediante la compensación de desequilibrios en los flujos de divisas. Más allá de su volumen, conservar una composición diversificada no es solo una buena práctica financiera, sino una necesidad estratégica. Fortalece la estabilidad macroeconómica, mejora la capacidad de respuesta ante crisis y refuerza la percepción internacional de que Banxico actúa con responsabilidad y visión de futuro.