OPINIÓN

MÉXICO MÁGICO / Catón EN EL NORTE

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Bailes rancheros en la Sociedad Acuña... A ellos está indisolublemente unido el nombre de don Lorenzo Hernández. Rancheros eran esos bailes porque en aquellos años -fines de los cuarentas y cincuentas- se llenaba nuestra ciudad con una bandada de gringuitas. A los gringos ni siquiera los veíamos, aunque llegaban en número mayor. Venían las "americanas" -así les decían nuestras mamás- a "estudiar" -así decían ellas- en la Universidad Interamericana de Cuquita Galindo. En injusto olvido está doña Cuquita. Merece el bien de la ciudad, pues por ella se dibujaba el perfil de lo saltillense durante los meses del verano. En el Parque Azteca, de singular arquitectura que quería imitar pirámides y otras construcciones de nuestros antepasados aborígenes, Cuquita juntaba a los alumnos con un grupo de profesores algunos de los cuales -me cuento yo entre ellos- apenas habíamos salido de la Prepa y ya dábamos clases a quienes aspiraban a maestría o doctorado. Bendito sea Dios.