Creación del Observatorio Social
Por un lado, se va a crear el Observatorio Social del CEEY, cuyo director será Gonzalo Hernández Licona, ex director del Coneval; y por otro, se creará la Dirección de Incidencia Privada y Social, a cargo de Beatriz Coll, menciona Vélez Grajales .
Con la incorporación de Hernández Licona se pretende que el diagnóstico que por varios años ha integrado el CEEY sobre movilidad social influya ya en las políticas sociales de los diferentes niveles de Gobierno.
"Queremos que nuestro diagnóstico permee en la toma de decisión, no únicamente a nivel federal, sino a nivel estatal, a nivel municipal, en los distintos niveles de toma de decisión en el sector público, pasando también por tomadores de decisión a nivel legislativo".
¿Se quiere que haya un paso más allá de lo que son las pensiones y las becas?
"Sí, una ventaja que tiene el enfoque de movilidad social es que te permite ver más allá de la tendencia de corto plazo.
"Nuestro objetivo es que se observe no solamente la problemática desde una perspectiva de corto plazo, sino que entendamos la problemática desde una perspectiva, no solo de largo plazo, sino en términos intergeneracionales, porque eso, entonces, cambia por completo la manera de atender los problemas públicos. Y, en este caso, los problemas sociales. Esa es una de las apuestas importantes del Centro".
¿Pero se trata de hacer recomendaciones o propuestas para salir de las becas y de las pensiones?
"Yo no diría salir de las becas o de las transferencias, sino cómo haces más, cómo haces que esas becas o esas transferencias te generen mayor rentabilidad social", responde.
"A través de las encuestas y análisis de datos que ha hecho el CEEY, se ha concluido que no solamente disminuyó la pobreza, desde el 2017 a 2023, sino que también se calculó que la transmisión intergeneracional de la pobreza mejoró".
Sin embargo, remarcó, el problema es que sigue siendo muy alta la transmisión de la pobreza.
"Entonces, aunque mejore, es altísima la transmisión. Qué bueno que hay algunos avances, pero hay mucho por hacer. Y nuestra propuesta es atender todos esos problemas", sostiene.
Un ejemplo, menciona, es la población de niños de cero a cinco años en condición de pobreza o en condición de pobreza extrema, la cual tiene una problemática seria sobre igualdad en el acceso a las oportunidades de desarrollo.
"Si tú, en el arranque de la vida ya estás condicionando a toda esa población de niñas y de niños, pues ya sabemos que va a pasar dentro de 25 años. Si tú adoptas el enfoque de igualdad de oportunidades y dices 'esta población ya de entrada está fuera en el futuro, pero si yo me comprometo con el enfoque de movilidad social, entonces voy a atender con mayor intensidad a esa población'".
Explica que las becas educativas pueden ser una política pública buena si va acompañada de otras medidas integrales.
"El tema es que las escuelas son malas. Las transferencias educativas, las becas educativas sirven, sí, pero lo primero que tiene que servir, o lo primero que tiene que funcionar son las escuelas. Y si las escuelas funcionan, entonces esas becas van a generar una rentabilidad social muy alta.
"Pero si tus escuelas no funcionan y las becas son simplemente medidas remediales, que en realidad no están pensadas para la educación, sino que están pensadas para que los hogares puedan subsistir y ahí la rentabilidad social se diluye", detalla.
Subraya que no se trata de generar un debate sobre si son benéficas o no las transferencias económicas a la población, ni analizar transferencias contra subsidios.
"El tema no es 'las transferencias no sirven'. No, sí sirven.
Sí sirven si tú construyes sistemas nacionales buenos en educación, salud, protección social, y además, si tus recursos para transferencias los enfocas entre la población que más lo requiere y a la cual no estás necesariamente llegando de mejor manera.
"Nosotros entendemos cómo las transferencias pueden ser rentables socialmente, siempre y cuando atiendas problemas más estructurales que van a hacer que esas transferencias generen rentabilidad".
Precisa que el Observatorio Social no va a hacer evaluaciones que se vean como un castigo sobre lo que está mal, sino que sirvan para reconocer lo que se hace bien y advertir dónde hay espacio de mejora en las políticas sociales que se aplican.
"La manera en que nosotros lo vamos a abordar desde el observatorio va a ser así, va a ser en sentido propositivo, lo cual no implica que entonces no des malas noticias, como por ejemplo, qué pasa si tenemos un retroceso en el avance de combate a la pobreza, pues ni modo que no lo digamos, lo vamos a tener que decir.
"La idea es el sentido propositivo y creemos que así podemos aportar mucho más al País, esto es en los próximos cinco años".
-¿Lo que esperan es que el Gobierno los escuche, a partir de que el CEEY es la institución en México que se ha especializado en el enfoque de movilidad social?
"Es la referencia social. Hemos hecho un trabajo sistemático durante 20 años, donde lo que hemos logrado es construir un diagnóstico bastante completo en torno a la problemática de movilidad y de oportunidades, y estamos perfectamente equipados para entender cómo opera eso y, a partir de eso, entonces, somos capaces de pensar en cómo resolver el problema.
"Y nuestra obligación como Centro de pensamiento de la sociedad civil es aportar, pero no sólo eso, sino que nuestra obligación es mantener un diálogo abierto y constructivo con, como te decía, el sector privado, el sector social y muy importante el sector gubernamental".
Movilidad social genera crecimiento económico
En cuanto a la Dirección de Incidencia Privada y Social, se va a enfocar al diálogo con el sector privado y las organizaciones de sociedad civil.
El objetivo es compartir el conocimiento que ya tiene el Centro de Estudios, para explicar la problemática sobre la movilidad social y una vez que se entienda proponer acciones para que ambos sectores adopten el enfoque de movilidad social y de igualdad de oportunidades.
Con el sector privado, dijo, se busca pasar del enfoque tradicional de la responsabilidad social de las empresas a asumir estrategias que vayan a la raíz del problema de la desigualdad de oportunidades.
En el ámbito interno de las empresas se tiene que pensar en cómo se hacen las contrataciones, cómo se definen las reglas del juego para las trayectorias laborales de los empleados, cómo se generan mecanismos de capacitación continua, de tal manera de que haya espacio para movilidad social, menciona.
"Es ver cómo se internaliza la responsabilidad social con relación a los colaboradores. Plantear cuál es la responsabilidad con relación a sus familias, a sus hijas, a sus hijos. Se trata de construir alianzas importantes tanto con el sector privado como con el social, para que podamos definir esas estrategias con enfoque de movilidad social para mover la brújula, hacia la igualdad de oportunidades".
Agrega que es muy importante visibilizar iniciativas que están dando buenos resultados, por ejemplo, en mejorar la productividad e impacto positivo en las economías del sector privado.
"Estamos convencidos que la igualdad de oportunidades tiene ese efecto sobre la economía, Tiene un efecto, no solamente es un tema de justicia social, es un tema de productividad y de crecimiento económico", expone.
Resume que la apuesta es identificar a los grupos que están empujando una agenda de construcción de país y se interesen en la visión de movilidad social.
"Queremos conectar a todos esos grupos interesados en que México avance desde el ámbito que sea, el gubernamental, el privado, el social, y si no logramos eso, entonces el país no podrá avanzar más rápido de lo que ha avanzado hasta ahora".
Cambiar que origen sea destino
Roberto Vélez explica la importancia de conocer las brechas de desigualdad en el País para poder tomar decisiones que busquen mejorar la movilidad social, entendida ésta como el cambio de la condición socioeconómica de las personas, la cual, expone, se da a partir de un piso parejo en oportunidades.
Recientemente, el Centro de Estudios Espinosa Yglesias dio a conocer los resultados de la cuarta encuesta de Movilidad Social, auspiciada por la Fundación ESRU, la cual confirmó el mismo panorama que se documentó desde el 2006.
Con los resultados más recientes de la encuesta aplicada en 2023, se confirma que el 78 por ciento de las personas con origen en el quintil 1, no logra superar los quintiles 1 y 2.
Al menos el 48 por ciento de la desigualdad económica se debe a la desigualdad de oportunidades, lo que es una cifra es muy alta a nivel internacional.
"En 2006, el resultado original de la encuesta, lo que nos confirmaba era la percepción que podíamos tener la mayoría, que en el caso mexicano, efectivamente, el origen pesa mucho, si por ejemplo naces en la parte baja de la escalera social, tener la posibilidad de superar esa condición de origen es más complicado, y nacer en la parte alta de la escalera social, pues casi, casi, que es un seguro de vida, difícilmente pierdes esa posición.
"Cada seis años reconfirmamos lo que encontramos en esa primera encuesta, hemos vuelto a confirmar que la movilidad social intergeneracional en México es baja, es una sociedad estamentaria".
Resalta el dato que muestra esta escasa movilidad social: 73 de cada 100 mexicanos en pobreza, no supera su condición.
Destaca también que la educación es un motor de la movilidad social y que en el mercado laboral hay una mejoría cuando se supera la preparatoria.
Los resultados de la encuesta refieren que de la población que creció en hogares donde los padres tenían como máximo educación primaria, sólo 9 de cada 100 llegan a estudios profesionales.
"¿Qué pasa con las personas que crecieron en el otro extremo, que crecieron en hogares donde sus padres tenían nivel profesional?
¿Cuántas llegan a profesional? 63 de cada 100.
"Es decir, si tú tomas ese 73 por ciento y lo divides entre nueve, nos da siete. Esa es la diferencia de probabilidad de alcanzar el nivel educativo donde el mercado laboral te premia, si tu origen es uno u otro", explica.
Añade que el motor educativo en la movilidad social está "medio atrofiado", porque difícilmente los que vienen de condiciones más desaventajadas, van a tener las mismas posibilidades de tener ese nivel educativo.
En cuanto al mercado laboral, detalla que en la desigualdad de ingreso vigente en México, prácticamente el 50 por ciento se explica por la desigualdad de oportunidades.
La región del país donde se nace, también es determinante en la movilidad social.
De toda la población que nació y creció en el 20 por ciento más bajo del estrato social, las que pueden cruzar de la línea hacia el otro 80 por ciento, dependen de dónde nacieron.
Si nacieron en el sur, 64 de cada 100 no lo logran, pero si nacieron en el norte del País, 37 de cada 100 no lo logran.
"Es decir, en las regiones del norte, la posibilidad de superar la pobreza es más o menos de dos terceras partes, o sea, dos de cada tres, y en el sur es de uno de cada tres", explica Vélez.
Comenta que la diferencia es brutal porque se trata del mismo país, pero las oportunidades son completamente distintas.
En el caso de las mujeres, hay múltiples factores para que puedan salir o no de su condición original.
"¿Qué pasa con las mujeres que viven en comunidades donde hay centros de cuidado infantil y las comparamos con las mujeres que viven en comunidades donde no los hay? Para aquellas que provienen de la parte más baja de la escala social, la posibilidad de superarla es de prácticamente el doble para las que nacieron y crecieron en comunidades donde hay centros de cuidado infantil".
Otro factor que se empieza a estudiar, añade, es el de la inclusión financiera.
Si se divide a la población entre dos tipos, en el 40 por ciento más bajo, unos crecieron en hogares donde sus padres estaban incluidos financieramente, con una cuenta de banco o de ahorro, o una tarjeta de crédito, y en otros no había nada de eso, el resultado demuestra, nuevamente, la falta de oportunidades para la movilidad social.
"¿Cuál es la posibilidad para las que provienen de los hogares donde no había ningún tipo de inclusión financiera? 4 de cada 100, en donde sí tenían inclusión financiera, 13 de cada 100. Es decir, más de tres veces la frecuencia.
"¿Y qué pasa si comparo a los hombres con las mujeres para ese 13 por ciento? Entre los que sí estaban en hogares con inclusión financiera, ese 13 por ciento para los hombres crece a 22 por ciento, y para las mujeres se reduce al 7 por ciento".
Destaca que la población que proviene de hogares donde había inclusión financiera, independientemente de que haya nacido en la parte más baja de la sociedad, tienen mucho más posibilidades de salir de la condición de pobreza y de recorrer toda la descarga hasta arriba.
Esto no solo indica la importancia de la inclusión financiera, sino que demuestra que es un problema público, que se puede atender desde el interior del hogar, desde la industria financiera y desde el Gobierno, por lo que es un problema en el que nos atañe a todos, advierte.
Focalizar apoyos en los más pobres

Si el Gobierno federal quiere consolidar sus programas sociales y tener mayor éxito en la reducción de la pobreza, es tiempo de reforzar la focalización de apoyos a los sectores más marginados, opina Gonzalo Hernández Licona, director del nuevo Observatorio Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias.
El ex secretario ejecutivo del desaparecido Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) destaca que el nuevo Observatorio Social reconoce el logro del Gobierno de Morena en reducir la pobreza para más de 13 millones de personas, pero al mismo tiempo está interesado en sugerir que es necesario retomar la focalización de apoyos que había antes de 2018.
Con una estrategia de acercamiento, reconocimiento de logros, diálogo y propuesta, Hernández Licona indica que el CEEY quiere un acercamiento con autoridades federales, estatales y municipales para remarcar que la universalización de los programas sociales requiere algo más que el reparto de dinero.
"Cuando desaparecen programas como Oportunidades o Prospera, se pierde esa focalización, sí se gana mayor expansión para zonas más urbanos, se universalizan los programas, pero esa parte de focalizar se pierde.
"Puede haber una discusión de si hay que focalizar o hay que universalizar, yo digo que no siempre están peleados. De hecho, para universalizar hay que focalizar, porque universal quiere decir que llegue a todos. La universalización, para que sea universal, tiene que llegarle a todos, incluyendo los más pobres. Entonces, uno tiene que hacer un esfuerzo de focalización para poder ser universal, si no es universal a medias", explica.
El experto en medición de la pobreza sostiene que el Gobierno tiene que hacer un esfuerzo mayor para llegar a los mexicanos que están en condiciones de mayor marginación, pero no sólo con el reparto de pensiones y becas, sino también con la dotación de servicios de calidad en las comunidades más alejadas.
De esa forma, remarca, habrá mejores condiciones de igualdad y más posibilidades de movilidad social.
Como ejemplo, puso la diferencia que hay entre los hombres no indígenas que viven en zonas urbanas y las mujeres indígenas de zonas rurales.
Para el primer caso, el 20 por ciento de los hombres son pobres, para el segundo, el 72 por ciento de las mujeres indígenas son pobres.
"Es una gran diferencia. Vale la pena en un país que quiere ser moderno, que quiere ser justo, que quiere crecer, que haya más chance para que las mujeres, las indígenas y las personas rurales tengan más chances en la vida. Así les tocó vivir, no eligieron ser mujer cuando nació, tampoco ser indígena.
"Entonces, ¿qué hacemos como país para que podamos tener más parejo el inicio de las cosas? Y no es que el Gobierno nos regale cosas siempre, sino que nos apoye para empezar todos un poco más parejos", destaca.
Hernández Licona sostiene que por ello no es suficiente, ya que haya un reparto millonario con los programas sociales y que eso es lo que el Centro de Estudios Espinosa Yglesias quiere conversar con el Gobierno, a través del Observatorio Social.
Comenta que cuando se extienden los programas sociales no debe perderse el esfuerzo del Gobierno por llegar hasta donde están los más marginados.
"Hay que hacerles llegar este esfuerzo universal, uno tiene que hacer el esfuerzo de ir con ellos, porque no es tan fácil que llegue el programa. Yo creo que en esta transición, esa parte fue la más débil. Tendría que mejorar la focalización, el sexenio pasado fue muy malo. Universalizar es que llegue a todos, no les llegue a algunos y a los pobres, no. Si queremos universalizar, hay que hacer un esfuerzo por llegar a la gente que menos tiene. Eso universaliza".
Refiere que la ley menciona que hay que dar el acceso efectivo a los derechos y ahora hay un Gobierno que reconoce los programas como derechos que están en la Constitución, lo que falta, advierte, es hacerlo realidad.
"Para yo tener acceso efectivo a la educación, requiero tener la posibilidad de ir a la escuela, entonces la beca me ayuda, me da chance, pero esa beca no me da ni disponibilidad ni calidad en la educación.
"Para qué haya disponibilidad ¿qué necesito? Que el Gobierno invierta en escuelas, que las escuelas se tengan más cerca. que las escuelas existan, y se necesita calidad, que la escuela tenga maestros buenos, tenga pizarrones. Si yo no tengo accesibilidad, disponibilidad y calidad, al mismo tiempo no tengo un acceso efectivo a mi derecho.
"Entonces, si hay algo que el Gobierno tiene que hacer, además de dar lana y montos monetarios, es enfatizar la disponibilidad y la calidad de los servicios públicos, porque no hemos avanzado en ese terreno ni en educación y mucho menos en salud", explica.
Agrega que por eso ya no se trata de decirle a la niña indígena de Chiapas que le eche ganas, sino de darle las condiciones para que supere su condición de marginación y pobreza.
"Una ilusión, así como de 'I have a dream', es ¿cómo poder tener un país en el cual las mujeres indígenas acceden más a la universidad?, ¿qué deberíamos de hacer en el país en política pública para que después de unos 10 años podamos mirar que tenemos a muchas más jóvenes indígenas aceptadas y acabando la universidad?
"Desde el CEEY preguntamos a los gobiernos, ¿qué más podemos hacer para que esto suceda?, ¿qué más podemos hacer para que haya espacios de tránsito de movilidad?, ¿cómo le hacemos?".
¿Es tiempo ya de que el Gobierno, después de consolidar sus programas sociales, ajuste su enfoque y den el presupuesto que falta a todos estos servicios sociales?
Yo creo que al Gobierno le vendría muy bien consolidar sus programas sociales y tener estos elementos de oportunidad que hemos mencionado para mejorar. Y el Gobierno será más exitoso si lo hace, porque la gente estará mejor si lo hace.
Y otra vez con el tema, en educación todavía faltan niñas y niños que den el salto de secundaria a preparatoria. Ese salto sigue siendo un salto al abismo.
Se nos cae la matrícula de secundaria a prepa. ¿Qué hacer para solventar eso? Y por supuesto focalizar a la población rural, a la población indígena, donde la prepa les queda a dos días.
Desde el CEEY reconocemos los aciertos de algunos programas, pero reconozcamos también que hay cosas por hacer.
Hernández Licona, doctor en Economía, insiste en que falta la focalización en programas, el avance en la educación básica y reconstruir el sistema de salud, porque se generó un hueco cuando desapareció el Seguro Popular.
Pone énfasis en la intención del Centro de Estudios y del Observatorio Social de tender puentes de diálogo con el Gobierno federal y los Gobiernos estatales, bajo la premisa de no hacer reclamos sobre lo que pueda estar mal, sino con base en el reconocimiento de los buenos resultados obtenidos luego de 7 años.
Lo que menos quieren, subraya, es ahondar en la polarización que hay el País. Quieren, agrega, rescatar la esencia de la participación ciudadana en las acciones de Gobierno, poder opinar y sugerir, porque en una democracia, es lo más deseable.
¿Cuál es su estrategia, para que les hagan caso? Hay varias organizaciones que opinan que hacen estudios y el Gobierno las ignora.
Ya empezamos con la estrategia, llegué en octubre apenas y ya llevo varias pláticas con gente del Gobierno que conozco. En Hacienda, en Economía, en Bienestar. He dicho 'vamos a empezar este Observatorio y buscamos esto, buscamos reconocer, buscamos dialogar, reconocer, reconocer, y cuando se pueda, sugerir, en un ámbito no de pelea, sino de diálogo y de colaboración, es lo que buscamos'.
Y cuando oyen la palabra 'reconocer', dicen, 'ah, qué buena onda'. Sí creo que no sale muy bien pelearse, en general. De repente hay que decir cosas fuertes, pero de entrada, decir, 'todo mal', no de este Gobierno, el que sea, no sirve. Si uno da el beneficio de la duda al reconocimiento, sin dejar de decir lo otro, uno va por buen camino.
El ex titular del Coneval subraya que para tener el diálogo y un acercamiento, es esencial alejarse de la confrontación política y reconocer, de entrada, todo lo que se ha hecho bien, como un aprendizaje de lo que ha funcionado y para tener claridad de lo que falta.
"Veamos el programa de adultos mayores, analicemos y, en primer lugar, reconozcamos las cosas que van bien, que eso es muy difícil hacerlo en un ambiente polarizado. Si la pobreza en 2018-2024 bajó y si hay dudas con el Inegi, esa polémica hay que tenerla y hay que decirle sé transparente, nada más, para estar segurísimos.
"Cuando uno ve los datos, parecería que la pobreza bajó y parecería que el aumento al salario mínimo ayudó a que bajara la pobreza, entonces hay que reconocer las cosas cuando van bien, pero también hay que reconocer lo que se hace en otros gobiernos, para aprender hoy", insiste en la entrevista sobre admitir todos los avances que se han registrado en la historia del país.
Por ejemplo, cita, la pobreza bajó de 2018 a 2024, pero venía bajando de 2014 a 2018.
Considera que eso hay que reconocerlo, porque de esa experiencia se puede aprender.
Agrega que fue la dinámica laboral del 2014 al 2018, de mayor crecimiento del empleo formal, fue lo que ayudó a bajar la pobreza en ese periodo y, antes, recuerda, de 1996 al 2006 también hubo un periodo de reducción de la pobreza, que Vicente Fox lo señaló como un logro de su administración, pero ya era una tendencia que venía desde el 96.
Finalmente, ¿qué opina, que sintió sobre la desaparición del Coneval?
El esfuerzo está ahí, se materializó, ahora sí que le echamos muchas ganas, y creo que hicimos un buen trabajo. Los partidos usaban las cifras. Lo que pasa es que los momentos políticos van cambiando y uno tiene que entender los cambios, no es que los acepte.
Fue un error eliminar el Coneval, porque, además, era bien chiquito, 300 millones de pesos, no es nada, Hicimos muchas cosas con el poco presupuesto. Me parece que sí fue un error eliminarlo, pero iniciativas como esta del Observatorio Social y otras muestran que hay ganas de seguir haciendo cosas similares, y que desde la sociedad civil podemos retomar elementos.
Y el día de mañana habrá seguramente gobiernos que reconozcan la importancia de un Coneval. El Inegi va a tomar muchas de sus facultades, espero que le vaya bien, pero ciertamente en el ámbito de las evaluaciones es donde más vamos a sufrir la no existencia del Coneval.