"Era, podría decirse, un díptico con los temas de producción artesanal y turística (por un lado), y de productos tanto marítimos como terrestres (por otro), que pintó el maestro Covarrubias en el hotel",
refiere en entrevista telefónica Jacobo García Cruzresponsable del Taller de Pintura Mural del Cencropam.
"Este mural que estamos trabajando ahora es el del tema rutas marítimas", continúa el restaurador, quien hace cerca de 15 años también participó en la rehabilitación de la otra parte de dicho díptico, Geografía del arte popular mexicano (1947), mural en donde Covarrubias plasmó la estrecha relación entre la producción artesanal y el medio ambiente, y el cual se encuentra en el Museo de Arte Popular (MAP).
Al igual que sucedió con Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, mural de Diego Rivera, los de Covarrubias fueron recuperados del hotel ubicado en las calles de Revillagigedo y Avenida Juárez luego de que el terremoto de 1985 lo dañara irreparablemente, por lo que se decidió demolerlo.

Además de abrasiones y esgrafiados, el mural de 41.68 metros cuadrados que ahora restaura Cencropam, elaborado al temple sobre fibracel -un tipo de aglomerado hecho con elementos fibrosos básicos de madera prensada-, también presentaba hundimientos y fracturas no precisamente a causa del sismo, sino por el desmontaje posterior; "no fue gente experta en manejo de obra artística", considera García Cruz.
"Al retirar el bastidor, lógicamente las hojas de fibracel donde está pintado el mural, que son 19 secciones, se empiezan a soltar, empiezan a tener hundimientos, a fracturar muchas de ellas, y en el peor de los casos hubo pérdida de material de soporte", detalla los daños el restaurador.
"(El fibracel) es un material muy frágil, muy higroscópico (absorbe la humedad del ambiente), muy delicado a la manipulación; de tal manera que, bueno, los deterioros que fueron consecuentes al retiro fueron justamente por lo delicado del material y porque ya tenía humedad, entre otras cosas", añade.
De ahí que en el Taller de Carpintería del Cencropam comenzaran por fabricar un nuevo soporte auxiliar, formado por siete bastidores de madera transportables. Sobre éstos se montaron, luego de su correspondiente tratamiento preventivo por parte del Laboratorio de Biodeterioro, las 19 secciones de fibracel que conforman el mural original.
Nivelación de planos, consolidación de estratos de soporte, reparación de fracturas y reposición de porciones faltantes, fueron algunas de las tareas que ejecutó después cerca de media docena de especialistas.

"Había deformaciones en las hojas de fibracel, que por fortuna no afectaron la capa de color. En este caso, el maestro (Covarrubias) tuvo mucho cuidado en la técnica de la aplicación de color", resalta García Cruz, refiriendo que la reintegración cromática en las áreas restituidas del mural se llevará a cabo utilizando materiales compatibles al original para no alterar la proyección del autor.
"Y la aplicación del color se hace a través de diferentes criterios. Uno de ellos es el rigatino, que es línea continua; por medio de la línea continua vas mezclando el color, recuperando las tonalidades originales, para que a primera vista y a cierta distancia el espectador vea que está integrado, que no ha pasado nada ahí. Pero de cerca si se va a dar cuenta que hay una diferencia notable entre el original y el color que aplicó el restaurador".
Esto ya será un trabajo que realicen directamente en el Museo Nacional de Arte (Munal), donde el mural quedará en exhibición una vez que los técnicos diseñen el respectivo sistema de anclaje.
"Es un mural enorme, entonces su montaje tiene sus complicaciones. Ya está trabajando el Cencropam, la Dirección de Arquitectura y la dirección del Munal para hacer las adecuaciones al muro que va a recibir este mural, que nos da muchísimo gusto que se haya podido rescatar", diría hace días la titular del INBAL, Alejandra de la Paz, consultada al término de la entrega de la Medalla Bellas Artes a Natalia Toledo.
Será, pues, el inmueble de Tacuba 8, en el Centro Histórico, la nueva casa en la que reluzca esta obra de "El Chamaco", repuesta ya de todo estropicio y de la prolongada indiferencia.
'Nunca es tarde'

Dado el impacto de una muestra como Miguel Covarrubias. Una mirada sin fronteras, expuesta en el Palacio de Iturbide hasta el 21 de septiembre pasado, cuesta creer que hayan tenido que pasar 40 años para que se decidiera recuperar uno de sus valiosos mapas murales.
Cuestionada sobre si la exposición de Fomento Cultural Banamex influyó en la decisión de restaurar ahora la pieza, De la Paz lo descarta diciendo que tan sólo ha sido la labor del Instituto que encabeza.
"Realmente, fue un trabajo que se piensa continuamente, que pues es necesario hacer; no siempre están los recursos", responde la funcionaria.
"Yo digo: nunca es tarde para hacer restauraciones que nos van a permitir acercarnos a nuevas piezas de las colecciones del INBAL", suma.
Jacobo García Cruz, a su vez, comenta que hubo algunos intentos previos de ubicar el mural en otros sitios; "pero por cuestiones de espacio, de presupuesto, de cambio de Administración, ya no fue posible dejarlo en un nuevo lugar restaurado y colocado, obviamente".
"Esos intentos ya tienen varios años, posiblemente de cuando se restauró el anterior (el mural de Covarrubias que tiene el MAP), o más", comparte el restaurador.
Finalmente, respecto a la inversión realizada para el rescate de este mapa mural, De la Paz remarca que, al contar con un cuerpo importante de expertos y expertas en restauración en el Cencropam, "realmente lo que cuestan son los materiales".
"Estimo que son cerca de 300 mil pesos, o sea que no es un inversión cuantiosa; no obstante, es una inversión de tiempo, talento y conocimientos muy importante", subraya la funcionaria.