El Museo La Milarca recibe desde el inicio de su recorrido con objetos históricos, curiosos y artísticos. Las piezas están en todas partes: en las paredes, en el techo, en el suelo, en el jardín.
La edificación se impone con su diseño renacentista sobre aquellas construcciones contemporáneas que abundan en la zona de Valle Oriente, en San Pedro.
Desde la Av. Eugenio Garza Lagüera se observan sus cuatro imponentes techos -dos del siglo 14 y dos del 16- que Mauricio Fernández se trajo desde su casa, en las faldas de la Sierra Madre.
A Mauricio le tomó cinco décadas reunir este legado a través de muchas subastas, investigaciones y ofrecimientos de otros coleccionistas.
Conocidos también como "cuarto de maravillas", el gabinete de curiosidades es una tradición europea del Renacimiento.
El espectador se encuentra ventanas góticas de Francia.
En la Sala de Arte Popular hay unas 500 piezas, entre ellas las del artesano jalisciense Pantaleón Panduro y la ceramista oaxaqueña Magdalena Pedro.
Al salir al jardín están tres mujeres esculpidas por el artista Francisco Zúñiga.
En el Salón Oaxaca hay un retrato de Mauricio Fernández pintado por el Dr. Lakra, hijo de Francisco Toledo.
Esferas de lava de Morelia.
También hay objetos muy personales para el político como el "Mauriciosaurus", aquel fósil que fue nombrado así en su honor.
El coleccionista entra al salón de las monedas de cobre de la numismática mexicana, que narra la historia del País mediante estos objetos.
Sus formas son variadas: las hay circulares, con silueta de pez o con forma de corazón.
Esta sección de La Milarca es como un museo por sí solo: las monedas provienen desde la época de la Nueva España hasta el siglo 20.
De 150 millones de dólares es la valuación del acervo cultural de La Milarca.
Hay 3,500 piezas en La Milarca.
255 millones de pesos costó la edificación.
La Milarca está ubicada dentro del Parque Rufino Tamayo, sobre la Avenida Eugenio Garza Lagüera, en Valle Oriente.
