Antes de las 5 de la mañana, todavía en la oscuridad, Belén Armendáriz debe tomar el primer camión del día en la Colonia Valle de San Blas, en García, para ir a su trabajo en la zona de San Jerónimo, en Monterrey.
"Me levanto a las 3:30 para alistarme y estar a las 4:50 en la parada", cuenta Belén, "si tomo el camión después de las 5:20, ya no llego a tiempo al trabajo".
Si se tarda, los camiones de la Ruta 234 San Blas-Cerámica pasan llenos y ni siquiera se detienen.Esa ruta la lleva a Díaz Ordaz y Corregidora, en San Pedro, donde aborda la Ruta 234 Héroes de Capellanía-Centro Monterrey, que la deja en Fleteros, frente a Galerías, a las 6:45.
"Creo que estamos peor", lamenta, "nos quitaron muchas rutas.
"Antes tomaba un camión directo al trabajo, pero ahora tengo que tomar el San Blas, que va a Cerámica, y de ahí otro que va por Fleteros".
Durante la semana, relata, regresa a su casa a las 11 de la noche, y duerme sólo cuatro o cinco horas antes de levantarse para repetir la rutina con los camiones.