En México, los guisos del día interior encuentran en la tortilla un vehículo para confluir, reinventarse y desafiar al diccionario. Crédito: iStock
Un taco de guisado es la culminación de la inteligencia comestible. Tres platos existen y llevan vidas separadas, como la tuya y la mía. Existe cada uno y los tres son culminación de una cocina cualquiera. Digamos: arroz rojo es un plato, frijoles refritos son un plato; digamos un tercero, casi al azar: chicharrón en salsa verde (podría ser bistec en chile pasilla, chile relleno de queso, lengua en salsa de morita o muchos más).
Un taco de guisado es una pieza terminada y, si lo es, entonces es un ejercicio de reciclaje. Y, por tanto, una forma de remix y de traducción: de llevar una cosa de donde estaba a nuevas partes. Es una creación en capas, como un collage".
Alonso Ruvalcaba,
productor en la serie "Pan y Circo"
"Un guisado no tiene que tener carne, entonces. Tampoco tiene que haber sido rehogado, que quiere decir sofrito en la grasa y los condimentos que le darán sabor".