OPINIÓN

MÉXICO MÁGICO / Catón EN EL NORTE

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Era domingo por la tarde -10 de noviembre de 1889-. En Guadalajara el señor gobernador de Jalisco, don Ramón Corona iba por la calle con su esposa camino del teatro. El pequeño hijo de ambos iba más adelante con su aya. De pronto un joven pálido y delgado, que los había seguido sin que lo notaran, se lanzó contra el gobernador y le hundió un puñal en el cuello y en la espalda. El señor Cornoa se volvió hacia su agresor e hizo intento de defenderse con su bastón, pero las fuerzas le faltaron y nada pudo hacer. Mientras buscaba el apoyo de la pared alcanzó a ver que el asesino volvía el puñal contra sí mismo y se lo clavaba en el pecho varias veces para suicidarse.