¡Qué vergüenza!
Manuel J. Jáuregui EN EL NORTE
Nuevo León destaca, a nivel internacional y nacional, por ser la cuna de grandes instituciones de enseñanza, de hospitales primermundistas, de la industria y el comercio más exitosos, de grandes causas filantrópicas, de museos, deportistas de clase mundial y etcétera. Carajo, Nuevo León es la mater admirabilis de Alfonso Reyes y Gonzalitos, no manchen que ese tal Jaime Heliodoro y su desastroso Gobierno lo han llevado a ser equiparado -por corrupción e ineptitud- al de Duarte (actualmente preso) en Veracruz.
Según la Secretaría de la Función Pública, Nuevo León ha hecho mal uso, o con destinos incomprobables, de 2 mil 633 millones de pesos, mismos que la Federación reclama que les sean devueltos. ¡Qué vergüenza! La Hacienda estatal luce al borde de la quiebra, no hay dinero ni para comprar la sal para el guacamole... ¿y ahora habrá que regresar dinero?
No tiznen, esto es algo por lo que Nuevo León no quiere destacar, como tampoco lo quiere por, luego de haberse convertido en el primer Estado en tener un Gobernador independiente, ser el primero en el que su Gobernador sea destituido por graves delitos electorales, entre los que destacan -precisamente- desvíos de recursos públicos con fines electorales (su fallida y desastrosa campaña "presidencial").
No tengan ustedes, amigos, la menor duda: el Congreso local va a destituir al tal Jaime Heliodoro y junto con él a su fiel escudero, Manuel González, ello en dos meses máximo. Lo único que falta es que se pongan de acuerdo en el Congreso -a nivel partidos- para determinar quién y de qué origen será el sustituto que terminará el mandato de este señor que no sólo ha desprestigiado a Nuevo León, sino que acabó de un tajo con la viabilidad del independentismo en México.
Grave pérdida esta última para la democracia nacional, al deshacerse en ineptitud opciones políticas para el electorado. Por ello es que seguros estamos que nadie en Nuevo León -salvo su suegra- lamentará la destitución de Jaime Heliodoro, pues en su Gobierno no ha habido para Nuevo León ningún progreso tangible.
La inseguridad crece, la falta de infraestructura e inversión por parte del Gobierno estatal es palpable, reina un desastre administrativo nunca visto, pulula la corrupción, la inacción, la desatención y en su evidente ausencia, en cambio, ha reinado el embuste a grado olímpico, la ingobernabilidad, la incompetencia, el importamadrismo y la falaz creencia de que con tuits y spots arreglan todo. ¡Craso error!
Peleado con todos y respaldado por nadie, este señor Rodríguez Calderón pasará a la historia... pero como el peor Gobernador que ha tenido el Estado desde su fundación. Nadie le cree, nadie confía en este señor, nadie quiere que permanezca, pues su Gobierno ha destacado por malas decisiones, malos colaboradores y mala copa. Mucho ha perdido Nuevo León durante los dos últimos sexenios, ambos terribles, siendo peor éste que está a punto de terminar por la vía del KO político. ¡Quién iba a imaginar, después de la ruina en la que dejó el Estado el nene Medina, que lo peor estaba aún por venir!
Permítanos, estimado lector, una buena dosis de indignación: ¡caray, los nuevoleoneses no se merecen ser representados por tan malos e incompetentes servidores públicos! Todo lo contrario: los habitantes de esos lares, trabajadores, responsables, ciudadanos entregados al engrandecimiento de su patria chica, merecen más respeto y consideración por parte de sus servidores públicos.
Merecen un pulcro, transparente y nítido ejemplo de la administración de sus impuestos, no se merecen haber sido abandonados seis meses por su Gobernador para que éste saciara su desequilibrada ambición personal, no merecen que en lugar de escuelas y hospitales el capital humano y material del Estado haya ido a parar a una campaña presidencial ridícula generadora de mofas y pena ajena.
En suma: entre más pronto corran a este señor Jaime Heliodoro, más pronto retomará Nuevo León su camino y más felices estarán sus ciudadanos.

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