El 26 de noviembre de 1810 don Miguel Hidalgo entró victorioso en Guadalajara. Se cantó un solemnísimo Te Deum en la catedral, y por la noche hubo un lucido baile. La sociedad tapatía se escandalizó, pues el propio Hidalgo se encargó de abrir el baile en forma personal: con gran estilo danzó un movido rigodón con una linda muchacha que de seguro debe haber tenido ojos tapatíos.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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