OPINIÓN

MÉXICO MÁGICO / Catón EN EL NORTE

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El señor cura de la villa hacía el elogio de don José de Peña, patriarca del Potrero, pues con severidad hacía cumplir a los peones de su hacienda los preceptos de la Santa Madre Iglesia. Contaba el párroco que un día don José envió a la leva a un jornalero porque comió carne en tiempo de vigilia. El hombre pereció meses después en un combate. Dejó viuda y tres huérfanos.