En 1907, cuando se realizó la icónica entrevista con el periodista canadiense James Creelman, el Presidente mexicano Porfirio Díaz ya tenía 27 años en el poder. Al ser increpado respecto a sus más de tres periodos al frente del País, Díaz respondió que él ya había intentado separarse de la silla presidencial en varias ocasiones, pero la misma necesidad del pueblo se lo había impedido. Añadió que cuando un hombre ha ocupado cierto puesto de poder durante un largo tiempo, este se vuelve prioridad sobre su vida. Cuando el País estuviera listo y hubiera alguien más capacitado para guiarlo, abandonaría su labor, aseguró. ¿Suena familiar esta respuesta?