Todo podré dejar, menos la venganza

El 13 de noviembre Allende regresó a Guanajuato y fue recibido con muestras de alegría en la ciudad. El júbilo aumentó cuando se supo que Guadalajara y San Luis Potosí, importantísimas ciudades, habían caído en poder de la insurgencia. Hubo repique de campanas, músicas de triunfo y algazara, y una gran procesión se celebró en que se paseó en andas por las calles a Nuestra Señora de Guanajuato, hermosísima imagen cuya historia -según varios autores- data del año 714: cuando los moros invadieron España la Virgen fue ocultada en una cueva, donde permaneció hasta 1492, al caer Granada en poder de los cristianos. Después, en 1557, Guanajuato recibió la bella estatua como un obsequio de Felipe II a la ciudad que tantas riquezas daba su corona.