OPINIÓN

El enviado

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN EL NORTE

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Mientras en la Nueva España el movimiento de independencia se iba debilitando, en la Madre Patria se sucedían acontecimientos importantes. Después de la caída de Napoleón salió Fernando VII de sus prisiones en Francia y regresó a gobernar a su pueblo. Un aura de idealista romanticismo lo investía. "El Deseado", lo llamaba la gente. No veían en él los españoles al estúpido y blandengue reyezuelo que era; no conocían su afición a las labores mujeriles, ni la sumisión con que le había besado a Napoleón todo lo que se le podía besar. Para ellos -¡qué generosos, qué ingenuos son a veces los pueblos!- era Fernando el infortunado monarca que había caído en las manos del odioso Anticristo, Bonaparte, y que volvía ahora a gobernar a sus súbditos con magnánima benevolencia, y a restablecer en España, con su trono, los sagrados derechos de la libertad.